La sonrisa interior

La sonrisa interior es una práctica taoísta que nos lleva hacia la gratitud a todo lo que nos sucede y nos rodea.

la sonrisa interior puede ayudarnos a mejorar nuestra vida

Nuestro cerebro interpreta la sonrisa como que nos sentimos bien y todo está bien, esa interpretación emite una vibración que se propaga por nuestro cuerpo liberando dopamina, un neurotransmisor que entre otras cosas, regula el humor, el sueño y el aprendizaje.

Cuando sonreímos también se libera serotonina, neurotransmisor relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo.

Practicando la sonrisa interior

Busca un momento y un lugar adecuados para practicar la sonrisa interior, en el que puedas estar tranquila/o, para empezar es importante crear una atmósfera relajada en tu espacio de meditación e intentar sincronizar tu interior con ese espacio.

Ese tiempo y ese lugar que te dedicas debe ser algo sagrado pues te llevará hacia tu paz interna. Un lugar y espacio íntimos para ti.

Puedes comenzar con unas respiraciones profundas y conscientes, sintiendo como el aire entra por tu nariz y baja lentamente hacia los pulmones, luego siente como expulsas el aire, haz esto al menos 3 veces de forma consciente pero natural. Puedes hacer series de respiración de 6, 9, 18 ó 36 veces, pero para comenzar está bien empezar por 3.

Tu respiración no debe ser forzada, tiene que ser natural, pon la atención en tu respiración y si aparecen pensamientos, simplemente lo observas y lo dejas ir tranquilamente.

Nuestro cerebro

Nuestro cerebro es una herramienta que piensa, recuerda, programa, hace cálculos y previsiones con las experiencias que tiene almacenadas, es decir, que tiende a estar muy ocupado en el pasado y con el futuro, así que, si cuando estas meditando te das cuenta de la vorágine que hay en él, no te preocupes, solo date cuenta de ello, estás en la red neuronal por defecto, solo, obsérvalo…poco a poco habrá más espacio entre los pensamientos y no te atraparán.

Descubriendo tu cuerpo

Ahora haz un recorrido con atención por todo tu cuerpo y observa dónde hay tensiones para relajarlas.

Puedes empezar desde la coronilla, recorriendo tu cráneo y sintiendo las sensaciones o tensiones que hay en él, al ser consciente de tus tensiones puedes relajar tu cuerpo, sigue lentamente por tu frente, tus ojos, tus mejillas, tus labios, las mandíbulas. Continúa haciendo tu recorrido consciente para relajar hombros, brazos, manos, espalda, pecho, barriga, muslos, rodillas, pantorrillas, tobillos, y pies, también puedes hacerlo en sentido inverso.

Lo importante es que tomes conciencia de cómo está tu cuerpo y lo relajes, sentir tu cuerpo te hará más consciente de cómo te estás sintiendo.

Ahora que ya has respirado profundamente y has recorrido todo tu cuerpo con atención puedes empezar a sonreír conscientemente, una sonrisa dedicada a ti misma/o con ternura y amor.

Comienza la sonrisa interior

Empieza la sonrisa interior por los ojos, ciérralos suavemente y siente como se extienden hacia las sienes con suavidad a la vez sientes un profundo amor hacia ti misma/o, eso te ayudará a tranquilizar tu sistema nervioso autónomo.

Los ojos están conectados al sistema nervioso autónomo que se divide en dos partes, el sistema nervioso simpático que controla el mecanismo de huida y de lucha, y el sistema nervioso parasimpático que permite al cuerpo descansar y sentirse seguro.

Estos dos sistemas están unidos a todos los órganos y glándulas del cuerpo que reciben la información para actuar en consecuencia, con lo cual si vives mucho en el sistema nervioso simpático, tu cuerpo probablemente tendrá altas subidas de cortisol que mantenidas en el tiempo pueden provocar enfermedades.

Por lo tanto, la sonrisa que empieza en tus ojos está mandando información a todo tu cuerpo de que todo va bien y puede estar relajado.

Después de sonreir con los ojos, esboza una leve sonrisa con tus labios, sonríe suavemente como si quisieras alargar tu boca hacia los lóbulos de las orejas y conecta la lengua en la raíz de los dientes superiores, pues ahí se encuentra la conexión entre el canal frontal (ying) y el dorsal (yang).

Cuando sonreímos nuestro estado emocional cambia

Cuando sonreímos con los ojos, la sonrisa afecta a la cara, cuello, corazón y sistema circulatorio, a los pulmones, hígado, riñones, glándulas suprarrenales, bazo y páncreas.

Al sonreír con la boca, la sonrisa afecta al estómago, intestino delgado, intestino grueso y recto.

Prueba a sonreírte con amabilidad, es posible que tu vida se transforme en algo maravilloso.

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